Trato de sintetizar esta idea en lo siguiente: somos un país hundido en una profunda crisis, lo cual plantea un predicamento de inusual importancia. Esta crisis no se originó en este gobierno ni es atribuible a la gestión de Chinchilla Miranda. A lo sumo se podría decir que ésta no ha gestionado la crisis con inteligencia ni acierto, pero dudo muchísimo que nadie más, puesto a cargo de las responsabilidades presidenciales, pudiera haberlo hecho mucho mejor. Ni los hermanos Arias o Johnny Araya, pero tampoco Ottón Solís.
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